En memoria de nuestras abuelas.


 

     Cuando llegó estas palabras a mis manos, en su lectura, viví cada momento que me ofrecieron mis abuelas. ¡Qué ceremonia era la cocina! cuando entrábamos a ella, lo primero era ponerse el delantal, siempre había uno para mí. Ambas tenían el arte en sus manos. Teresa, mi abuela materna , nos deleitaba con la cocina de campo. Iebraksi, mi abuela paterna, una especialista en servir una mesa con su exquisita comida armenia. Cierro mis ojos y en mis recuerdos aparecen ese gran elemento utilitario que era "El DELANTAL"

     " El primer propósito del delantal de la abuela era proteger la ropa de debajo, pero, además... sirvió como un guante para quitar la sartén del horno. Fue maravilloso secar las lágrimas de los niños y, en ocasiones, limpiar las caras sucias. Desde el gallinero, el delantal se usó para transportar los huevos y, a veces, los polluelos. Cuando llegaron los visitantes, el delantal sirvió para proteger a los niños tímidos.

     Este viejo delantal era un fuelle, agitado sobre un fuego de leña...

     La abuela también lo usó para poner la tarta de manzana justo fuera del horno en el alféizar de la ventana para que se enfriara. Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo delantal...

     En memoria de nuestras abuelas.

                                                                                     Arístides Rodríguez.

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